Ubicado en pleno corazón de San Telmo, el restaurante español reabrió sus puertas tras un siniestro sin víctimas y retorna más fuerte que nunca al circuito gastronómico porteño.
Hace unos meses viajé a Buenos Aires para conocer más de cerca su siempre cambiante movida gastronómica. La realidad es que en cada vez que fui a la "Ciudad de la furia" visité sus clásicas pizzerías, sus bares en Palermo por las noches y algún que otro bodegón medio escondido para almorzar y seguir con la rutina de trabajo entre reuniones y eventos.
Esta vez fue diferente. Me tomé el tiempo de elegir, de coordinar visitas, de hablar con cada uno de sus dueños, encargados, mozos. En esa búsqueda me topé con un lugar que me recomendó la sommelier y comunicadora Guadalupe Pazos.
Así di con el Casal de Catalunya. Una joyita de la arquitectura ubicada en el corazón de San Telmo que arrancó su construcción en 1886 y que se fue ampliando, hasta que en 1927 se anexó el edificio vecino que sentó las bases de su fachada actual, lenguaje arquitectónico propio que expresa su nacionalismo con un aspecto señorial, en un estilo neogótico pero en versión "barcelonesa".
Cerca de la entrada se ubica el bar, debajo de un vitreaux de 1880 que acompaña la escalera de honor del histórico edificio. Apenas unas poquitas mesas para cafetear y una barra que invita a probar sus tapas y algún vermucito que ya te tientan antes de entrar al restaurante. Paso de largo y me sumerjo en la experiencia culinaria que ofrece el restó.
Allí me esperaba Samuel Luque, dueño, chef y entusiasta de la paella. Elegimos los platos y enseguida Samuel me hizo acercar al sector de vinos para ver con que íbamos a acompañar esos sabores. Un rosado bien fresquito estaba más que bien.
"Acá estamos hace casi seis años. El restaurante ya tenía su fama, su público. Nosotros nos sumamos a eso, que ya era el Casal, aggiornamos algunos platos, algo de la carta anterior. Se han acomodado un poco a los sabores nuevos y otros han mantenido esa parte más clásica del lugar" me cuenta Samuel mientras descorcha el vino.
El Casal de Catalunya Restaurante ofrece una opción culinaria de alta gama que plantea un menú inspirado en la cocina catalana que ha sido declarada "Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO". Samuel agrega: "La idea acá es mantener lo clásico y lo tradicional, lo que representa mejor a la cocina catalana y mediterránea. No salirnos tanto de ahí. Fuimos haciendo cambios, hemos probado con platos que uno investigando la cocina catalana mediterránea va descubriendo. Los prueba a ver si la gente los acepta, les gusta. Uno está siempre en movimiento constante".
Arrancamos. De entrada probé el Pan Tumaca con jamón serrano, para luego seguir con una tortilla de papas en un punto babe que particularmente me gusta y mucho.
Antes de que llegue el principal el dueño del lugar anticipa "algo importante que hicimos fue mejorar la paella. La que había ya era buena, pero ahora siento que representa mucho mejor a una paella tradicional española".
El mozo llega con el icónico plato del lugar, una paella súper completa que es imposible no probarla si van de visita a este restaurante.
La charla con Samuel sigue, y entre bocado y sorbo de vino me cuenta su relación con la gastronomía. "Si bien yo hace mucho que me dedico la gastronomía últimamente me acerqué a la comida haciendo el curso de chef. Me gusta estar cocinando, aportarlo lo que aprendí, lo que veo, un poco de todo".
Con el vino también hay un relación cercana, el propio Luque expresa "cuando llegué a este restaurant una de las cosas que me gustó mucho fue la carta de vinos que tenía. Era una selección de bodegas que no eran las más comunes. Ya había una búsqueda acá de pequeños productores, de bodegas boutique y de ofrecer algo distinto. No siempre lo mismo. Esa búsqueda la seguimos manteniendo y buscando proyectos que nos gusten antes que nada. Apostamos a no ofrecer siempre lo mismo que lo pueden conseguir en otro lado".
Se termina la paella, sobremesa con lo que va quedando del Carmela Benegas Cabernet Franc Rosé y veo que ingresa al lugar una parejita que no superan los 30 años. Gente joven que elige almorzar en el Casal. Interesante.
"El público que viene y nos elige es variado. Hay gente que nos conoce hace mucho tiempo y vienen a compartir un cochinillo, una paella. Hay gente que anda dando vueltas por San Telmo o vienen al teatro y después se quedan a comer acá. También me pasó mucho de gente que tiene algún vínculo con Barcelona o que por ahí alguna vez ha viajado y quiere recordar ese viaje. La comunidad catalana que hay Buenos Aires viene mucho acá también. Los jóvenes que por alguna razón nos conocen después repiten esa salida por la comida que ofrecemos" aporta Samuel.
Momento del postre, momento de probar la Crema Catalana, ¡especialidad de la casa si las hay!
Para cerrar la visita, antes de despedirme de su dueño y su personal que, párrafo aparte, tan bien te atiendan, Samuel se confiesa y me dice: "Yo estoy con varios proyectos gastronómicos en Buenos Aires, pero este lugar es como mi casa. Lo voy a seguir defendiendo, tratando de dar el máximo porque es donde yo más me siento identificado".
Lo abrazo, lo felicito y coordinamos una próxima visita, no solo al Casal, sino a otro de los lugares que lleva adelante, pero esa será otra historia. Ahora me voy con todo el sabor catalán en el paladar, sintiendo que de alguna manera pise tierras españolas a través de los aromas, las texturas y la vista gracias a una arquitectura que es imponente y un encanto para quienes, de manera aficionada, admiramos en silencio a los edificios de este tipo.
Datos del lugar:
El Casal de Catalunya Restaurante
Dirección: Chacabuco 863, San Telmo.
Reservas: 48732988 | WhatsApp 01166816813
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